Comentario a un texto de Aristóteles

Texto: 

“La razón por la que el hombre es, más que la abeja o que cualquier animal gregario, un animal social es clara: la naturaleza no hace nada en vano, y el hombre es el único animal que tiene palabra. La voz es signo del dolor y del placer, y por eso la tienen también los demás animales, pues su naturaleza llega hasta tener sensación de dolor y de placer e indicársela unos a otros; pero la palabra es para manifestar lo conveniente y lo dañoso, lo justo y lo injusto, y es exclusivo del hombre, frente a los demás animales, el tener, él solo, el sentido del bien y del mal, de lo justo y de lo injusto y de las demás apreciaciones. La participación comunitaria en éstas funda la casa familiar y la ciudad" (ARISTÓTELES, Política)

En este texto el autor trata el tema del ser humano.


-Indica las ideas principales del texto y la relación que hay entre ellas.

En este texto de Aristóteles encontramos las siguientes ideas:

En primer lugar tenemos la idea principal del texto mediante la cual Aristóteles nos explica por qué el ser humano es un ser social en mayor medida que otros animales gregarios, los cuales también desarrollan su vida en común con los de su especie. La razón se encuentra en que, la naturaleza realiza sus procesos con una finalidad determinada y, por naturaleza, el hombre es el único animal que tiene palabra.


A continuación encontramos una segunda idea con la que Aristóteles define en qué consiste la voz, para después distinguirla de la palabra que caracteriza al ser humano. La voz es un signo gracias al cual el hombre y los animales, en su trato con la realidad, expresan dolor y placer. Tanto los seres humanos como el resto de los animales son capaces, gracias a su naturaleza, de sentir dolor y placer y comunicar ese hecho a los otros.


La tercera idea que encontramos en el texto es la definición de la palabra, a diferencia de la voz. Aristóteles la define aquí por su finalidad. El fin de las palabras es poner de manifiesto diversas apreciaciones sobre lo justo y lo injusto, lo bueno y lo malo, aquello que nos conviene y aquello que nos perjudica. Este uso revelador de nuestras valoraciones es propio de los seres humanos y constituye su naturaleza como seres sociales, hasta el punto de fundar en estas apreciaciones compartidas y expresadas mediante las palabras la vida social constituída en la familia y en la ciudad. 


La relación que encontramos entre estas ideas es la siguiente. La primera idea del texto es la idea principal, la tesis que el autor intenta defender en el texto, según la cual el carácter social del ser humano está basado en el uso de las palabras. La segunda y la tercera idea son justificaciones que apoyan la validez de esa afirmación central, definiendo la segunda en qué consiste la voz, para mostrar que, como signo de placer y de dolor, es común al ser humano y al resto de los animales, por lo que no puede servir para definir en exclusiva la socialidad propia de los seres humanos. Esta definición se logra con la tercera idea del texto, en la cual aparece la palabra como expresión de apreciaciones humanas acerca de lo bueno, lo malo, lo justo o lo conveniente, capacidad que no aparece en el resto de los animales y que se encuentra exclusivamente en el hombre. Será precisamente en esas apreciaciones expresadas mediante el uso de las palabras y compartidas en la vida social donde se encontrará el fundamento de las formas básicas de socialidad que, para Aristóteles, son la familia y la ciudad, como expresión máxima de su naturaleza.

En este texto Aristóteles expresa una idea propia del pensamiento griego clásico: el ser humano no es comprendido como un individuo aislado, sino como un ser comunitario. El ser humano es por naturaleza un ser social nacido para vivir en comunidad con otros hombres. Desde este punto de vista se impone una consecuencia a la hora de entender la naturaleza de la sociedad. La sociedad no puede ser entendida como el resultado de un pacto entre individuos mediante el cual, para sobrevivir, abandonan un estado previo de naturaleza para luego integrarse en una comunidad, como afirmará en la edad moderna las teorías del contrato social como las de Hobbes. El individuo no se constituye con independencia de la relación social sino en ella. Si en la misma modernidad autores como Hume lo subrayan, esta idea estará presente con fuerza en autores de la época contemporánea como Marx, para el cual la naturaleza humana se constituye en sociedad, o el propio Ortega y Gasset, para el cual la relación social es un componente más de la realidad radical entendida como coexistencia del yo y de su circunstancia. Personalmente consideramos que en el siglo XX y XXI se ha dado un desequilibrio entre la comunidad y el individuo, con sistemas sociales que han privilegiado a uno frente al otro. La reflexión de Aristóteles puede ayudarnos a recuperar el equilibrio perdido frente a los excesos del individualismo y de los colectivismos contemporáneos.

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