La paradoja de Teseo o el problema de la identidad

Cuenta Plutarco que, según una leyenda griega, el barco en el que el héroe Teseo volvió a Atenas  tras vencer al Minotauro fue conservado durante años sustituyendo las tablas estropeadas y reemplazándolas por otras nuevas y resistentes.

La paradoja de Teseo consiste en lo siguiente: cuando fueron sustituidas todas las tablas originales por tablas nuevas ¿el barco era el mismo u otro?

Puedes aplicar esta paradoja a ti mismo. Si tu cuerpo va transformándose con el paso del tiempo y todas sus células se renovaran, cuando se cumpliera totalmente esa renovación ¿seguirías siendo el mismo o serías otro?

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Comentarios

  1. LA PARADOJA DE TESEO O EL PROBLEMA DE LA IDENTIDAD
    Cristina Serrano - 1° Bachillerato A
    Considero que el barco sería otro, ya que al renovar todas sus tablas originales, aunque tenga la misma estructura, realmente todo es distinto ya que esas tablas son nuevas con lo cual no son las mismas.
    Aplicando esta paradoja a nosotros mismos, es decir a las personas, consideraría que con el paso del tiempo seriamos personas totalmente diferentes, cambiamos pero no por la renovación de las células, sino que podríamos decir que esos tablones de madera que se van renovando en el barco son las experiencias y aprendizajes que vamos adquiriendo a lo largo de nuestra vida a medida que nos encontramos en diferentes situaciones, las cuales nos ayudan a cambiar aunque lo queramos evitar y ser una persona diferente con el paso del tiempo.

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  2. Carla Corredor, 1º Bto A.

    En mi opinión siempre serás el mismo, porque si cambiasen todas las tablas a la vez entonces ahí ya sería un nuevo barco. Pero si intercambian las tablas estropeadas por unas nuevas y resistentes, el barco no ha cambiado, solo ha sufrido ciertas modificaciones. Por ende, todo son transformaciones continuas a un mismo barco. No llegará un momento en el que todas sean nuevas porque todas habrán sido añadidas antes o después a un barco ya hecho.

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  3. Daniel Peña, 1º Bto B

    Lo importante de un barco no son ni las tablas ni los cañones ni los remos. Lo que hace que un barco sea uno u otro, es quien está al cargo del timón y a su vez toda la tripulación.
    Así, los seres humanos somos como un barco. Podremos renovarnos enteros que seguiremos siendo la misma realidad, una realidad finita, contingente, pues como todo capitán, siempre nos hundiremos con nuestro barco, pero seremos los encargados de dirigirlo hasta ese momento. En cuanto a la tripulación podría asociarse a nuestra forma de ver el mundo, y sí supone un gran cambio para el barco, pero no suficiente para que no pueda seguir remando.

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  4. Alejandra Guijarro 2ºC Bach. 2022-23

    Lo que hace que el barco de Teseo sea ese y no otro no son las tablas concretas que lo forman, sino su esencia, la cual es definida por su forma y finalidad. La finalidad consiste en la función que tenía pensada que cumpliría el constructor cuando lo diseñó, y la forma es el modo en el que sus partes físicas están organizadas para cumplir esa finalidad. De este modo, forma y finalidad están relacionadas, ya que la forma debe servir para cumplir la finalidad y la finalidad del objeto, en este caso el barco de Teseo, no se puede cumplir sin la forma.
    La cuestión que nos ocupa es si un barco por ir cambiando la materia (las tablas que lo componen) con el tiempo deja de ser el mismo barco. Yo creo que depende de si conserva su esencia o no. Por ejemplo, si se siguiera haciendo el mismo diseño con el mismo material, sí que seguiría siendo el mismo barco, aún si hubiera modificaciones. En cambio, si el material, el cual está incluido en la forma, pues esta esta se basa en él, cambiara de tal modo que el barco no pudiera cumplir su función o finalidad, por ejemplo haciéndose el barco de piedra, sí dejaría de ser el barco que era, ya que no seguiría teniendo la misma finalidad.
    Podrían plantearse algunos inconvenientes, como por ejemplo los siguientes: ¿seguiría siendo el mismo barco si cambiaran todas las piezas a la vez? ¿Y si se le diera una nueva utilidad diferente a la que pensaba el constructor? En cuanto a la primera pregunta, yo creo que no seguiría siendo el mismo barco, sino una réplica, ya que lo que se ha hecho no es hacer pequeñas modificaciones sobre un conjunto cuya esencia sigue permanente, sino que deja de ser lo que es al perder su forma totalmente, y por lo tanto, pierde su esencia. La segunda respuesta no creo que sea un inconveniente, pues aunque se le diera otra funcionalidad, el barco seguiría siendo capaz de cumplir su finalidad, la cual era navegar.
    En el caso de las personas, mi respuesta viene a ser la misma. Aunque nuestras células se vayan renovando, no perdemos nuestra esencia de persona concreta con un ADN concreto.
    En resumen, mi respuesta a la paradoja de Teseo es que sí seguiría siendo el mismo barco el que llegó que el que zarpó, ya que conservaba su esencia.

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  5. Rubén Martínez 2 Bachillerato D
    En mi opinión en cuanto al barco como a mi cuerpo se puede dar una misma respuesta. Opino que el barco de Teseo al cambiarle las tablas por unas nuevas el barco si seguirá siendo el mismo. La respuesta esta en el propio testo ya que utiliza el termino "cambiar" eso quiere decir sustituir, pero para sustituir o cambiar tiene que existir una base , en este caso la estructura del barco , la estructura sigue siendo la misma , solo que se le ha cambiado el suelo, recubrimiento...
    En la situación del barco opino que también influye el sentimiento, debido a que si en ese barco con esa tablas viejas se han vivido victorias, logros... para Teseo al ver otras tablas podría sentir que ese no es su barco con el que quedo victorioso, sino un barco que estéticamente es el mismo con el que el lucho, ya que con su renovación desparecen los raspones, arañazos en las tablas, las orguras...
    Al igual que en mi cuerpo con el paso del tiempo se renuevan mis células y se desarrolla todo mi cuerpo evolucionado tanto físicamente, psíquicamente. Pera al final aunque te plantes la duda de si soy el mismo que hace 10 años la respuesta seria no bilógicamente, sentimentalmente soy el mismo y tengo la misma estructura como el barco , en este caso serian mis huesos.

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  6. Sara Campillo, Bto 1ºC
    Desde mi punto de vista, el barco en sí sigue siendo el mismo, no cambia. Cambiaba una parte de él, sustituían las tablas por unas mejores y más resistentes, pero la estructura y el barco como tal, eran los mismos. Aplicando esta paradoja sobre mi persona, llego a la misma conclusión, es decir, no cambio. Yo soy yo desde el momento en el que nazco hasta el momento en el que muero, independiente de si mis células se renuevan, o de si cambian aspectos de mi físico o de mi personalidad, son pequeñas variaciones que no son suficiente como para cambiar mi persona por completo.

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  7. María Cuadrado Lázaro, 2ºBto C
    Nuestra identidad, como la del barco, no trata de los órganos que célula a célula puedan llegar a reemplazarse, de los cabellos que nos crezcan o se nos caigan o la pérdida de vista que suframos; va más allá de toda contemplación física. Empezamos por el hecho de que la regeneración celular es algo progresivo y paulatino: por tanto, las células nuevas provienen de las viejas, y ambas convivirían juntas formando nuestro yo actual hasta que pensáramos que ha llegado un momento en el que todas son nuevas, cuando en realidad por lo menos la mitad lleva ya tiempo formando parte de nuestro ser. Por mucho que podamos cambiar natural o artificialmente a lo largo de los años, ya sea en físico o en la personalidad como es sano y natural; por mucho que cambie la imagen que tenemos de nosotros mismos, siempre tendremos esa esencia con la que nos sentiremos identificados, y es superior a todos los cambios posibles. La barca puede no conservar ninguna tabla original y sin embargo, sigue siendo la misma barca: misma función, mismo recorrido y mismo barquero. Conserva la identidad que ha creado o le hemos atribuido y, pese a ser un objeto, no importan los cambios materiales que lleve.

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  8. Ana Basualdo 1°D
    El concepto de cambio, al referirse al ser humano, no comprende solo el aspecto físico de renovación de células. Es mucho más que eso, supone la evolución espiritual y mental de la persona, ya que no estamos compuestos solamente de un cuerpo, sino de una mente y un alma también. Conlleva un crecimiento en nuestras formas de pensar, actuar y valorar nuestra vida; significa la transformación de nuestra esencia en algo que nos define cada vez mejor a través del tiempo gracias a las nuevas experiencias que adquirimos. Ignorar estos aspectos al hablar de cambios a lo largo de nuestra vida es caer en un reduccionismo biológico que anula las demás dimensiones de las que, como seres inteligentes y con un alma, estamos compuestos.

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